Robert Ojeda Pérez; Alanis Cabezas; Laura Jimena Verdugo Reyes; Juliana Yanina Torres Pinedo; Mariana Peralta Fandiño; Sharick Alexandra Ariza.
La televisión en Colombia ha recorrido un largo camino desde su nacimiento hace 70 años, reflejando transformaciones sociales, políticas y culturales significativas. Este viaje comienza en 1954, bajo la administración del presidente Gustavo Rojas Pinilla, cuando las primeras transmisiones estatales se centraban en la propaganda gubernamental. Los programas iniciales, influenciados en gran medida por la televisión estadounidense, consistían en una notable cantidad de shows importados y adaptados para el público colombiano.
Durante los años 70, la televisión colombiana experimentó un periodo de expansión y diversificación. Se lanzaron nuevos canales, incluidos algunos de propiedad privada, lo que introdujo una mayor competencia y variedad en la programación. Esta época vio la aparición de contenido producido localmente, como telenovelas, programas de noticias y shows infantiles, reflejando de manera más auténtica la sociedad y cultura colombianas.
Los "lienzos de luz" evocan la imagen de la pantalla de televisión como un lienzo donde se pintan historias y se proyectan narrativas luminosas que iluminan y educan. La luz representa tanto la tecnología de la televisión como el conocimiento y el entretenimiento que ofrece. Este artículo está inspirado en la Historia Estelar, cuya temporalidad no es lineal, sino que usa el modelo temporal propuesto en este nuevo concepto historiográfico. (Ojeda, R. y Lizcano, J. 2024)
El título del artículo subraya el papel de la televisión como medio de narración que ilumina la vida de los espectadores, presentando programas y contenidos que han moldeado y reflejado la cultura colombiana durante décadas.
La década de 1990 es a menudo considerada como la edad dorada de la televisión colombiana. Este periodo fue testigo de un auge en producciones de alta calidad y el surgimiento de telenovelas aclamadas internacionalmente, como "Café con Aroma de Mujer" y "Betty la Fea". Estos programas no solo capturaron a la audiencia doméstica sino que también obtuvieron un importante seguimiento internacional, destacando el talento colombiano en la escena global.
Entrando en el nuevo milenio, la televisión colombiana enfrentó numerosos desafíos, incluyendo la llegada de la tecnología digital y el auge de los servicios de streaming. Los difusores tradicionales tuvieron que innovar para mantenerse relevantes. Esta era vio un incremento en coproducciones con empresas internacionales, el uso de tecnología avanzada en la producción y un mayor énfasis en contar historias diversas e inclusivas.
A lo largo de su historia, la televisión colombiana ha desempeñado un papel crucial en reflejar y moldear los valores sociales. Durante periodos de agitación política y cambio social, la televisión ha sido un medio tanto para la propaganda estatal como para el periodismo crítico. Programas que abordan problemas sociales como la pobreza, la violencia y el narcotráfico han generado conversaciones nacionales e influido en la opinión pública.
Mirando hacia el futuro, la capacidad de la televisión colombiana para adaptarse al cambiante paisaje mediático será crucial. La integración de plataformas digitales, contenido interactivo y la participación de la audiencia serán clave para atraer a nuevas generaciones de espectadores. Además, fomentar el talento local y la narración de historias será esencial para mantener una identidad colombiana única en un mundo mediático globalizado.
La historia de la televisión colombiana es un testimonio de su resistencia y adaptabilidad. Desde sus primeros días de transmisiones controladas por el estado hasta el vibrante y diverso panorama mediático de hoy, la televisión colombiana sigue siendo una parte vital del tejido cultural del país. Mientras navega los desafíos y oportunidades de la era digital, sigue estando preparada para contar las historias de Colombia tanto a audiencias nacionales como internacionales.
La televisión en Colombia, como un "lienzo de luz", ha sido fundamental para reflejar y promover la diversidad cultural del país. A través de programas que representan diferentes regiones, etnias y tradiciones, la televisión ha permitido a los colombianos conocerse mejor entre sí y valorar la riqueza de su diversidad. En este sentido, la Fundación Diversidades se alinea perfectamente con esta visión, trabajando para promover la inclusión y el respeto por las diferentes culturas que coexisten en Colombia. La fundación, al igual que la televisión, busca iluminar las mentes y corazones de las personas, fomentando un entendimiento y aprecio más profundo por la pluralidad cultural.
La Fundación Diversidades y la televisión colombiana comparten una misión común: educar y entretener al tiempo que celebran la diversidad en sus 70 años. Las telenovelas, los programas de noticias y los espectáculos infantiles han abordado temas de inclusión, género y justicia social, resonando con los objetivos de la fundación. A través de colaboraciones y programas educativos, ambas entidades pueden trabajar juntas para crear contenidos que no solo entretengan, sino que también eduquen sobre la importancia de la diversidad, contribuyendo a una sociedad más inclusiva, plural y equitativa. Este enfoque conjunto no solo preserva la identidad cultural colombiana, sino que también la enriquece, promoviendo un futuro de comprensión y respeto mutuo entre diversas culturas e identidades que hacen parte de la Nación Colombiana.
Este artículo profundizará en temas específicos que han marcado la evolución de la televisión en Colombia:
El Teleteatro y sus inicios en los años 50’s: Exploraremos cómo el teleteatro surgió como un híbrido entre teatro y televisión, democratizando el acceso a contenidos culturales y literarios.
El Papel de la Mujer en el Periodismo Televisivo Colombiano: Analizaremos el papel relegado de las mujeres en los inicios del periodismo televisivo y su evolución hacia roles más prominentes.
Las Telenovelas en la trama diversa de la cultura colombiana: Discutiremos el impacto de las telenovelas en la cultura colombiana y cómo reflejan la realidad del país.
El Empleo de la Comedia en la Propaganda Colombiana: Veremos cómo el humor se ha utilizado en la publicidad para captar la atención del público y abordar problemáticas sociales.
Propagandas Machistas en la Televisión Colombiana: Examinaremos los estereotipos y la representación de género en la publicidad televisiva, y cómo han evolucionado a lo largo del tiempo.
Cada uno de estos temas ofrece una perspectiva única sobre cómo la televisión ha influido y reflejado la sociedad colombiana a lo largo de siete décadas.
Tomado de Señal Memoria (2019). Teleteatro [Imagen]. Señal Memoria. https://www.senalmemoria.co/articulos/el-teleteatro-expresion-de-la-modernidad-en-colombia
EL TELETEATRO Y SUS INICIOS EN LOS AÑOS 50’S
El teleteatro en Colombia surgió en la década de 1950 con la introducción de la televisión, aprovechando tanto la infraestructura técnica como el talento humano de la radio. Este híbrido entre teatro y televisión permitió la adaptación de obras teatrales para su difusión masiva, democratizando el acceso a contenidos culturales y literarios que anteriormente estaban restringidos a aquellos con acceso físico a teatros (Rivera Ospina, 2024, p. 35).
La televisión en Colombia comenzó como un proyecto estatal enfocado en la difusión cultural y la educación popular. La Radiodifusora Nacional, junto con figuras clave como Bernardo Romero Lozano, vieron en el teleteatro una herramienta poderosa para alcanzar estos fines, promoviendo una visión de la televisión como un medio para la democratización del conocimiento y la cultura (Rivera Ospina, 2024, p. 35). Sin embargo, el sector privado también vio la oportunidad de patrocinar y anunciar productos a través de la nueva tecnología televisiva. Esta colaboración entre el sector público y privado muestra que el límite entre la televisión pública y comercial no fue tan claro, y que el teleteatro navegó entre ambos modelos, influyendo en la configuración de la televisión colombiana (Rivera Ospina, 2024, p. 35).
Las críticas y debates en torno al teleteatro reflejaron su importancia y su impacto en la naciente televisión colombiana. La revista Cromos, por ejemplo, desempeñó un papel crucial al cuestionar y evaluar la calidad y relevancia de los contenidos televisivos, destacando el teleteatro como un género significativo y ampliamente aceptado tanto por la crítica como por el público (Rivera Ospina, 2024, p. 39).
El teleteatro se convirtió en un elemento central de la programación televisiva durante los primeros años de la televisión en Colombia, principalmente entre 1954 y 1959. Su éxito radica en la adaptación de obras teatrales para el formato televisivo, lo que permitió que el teatro llegara a un público más amplio. En este período, se estrenaron más de un centenar de obras, convirtiendo al teleteatro en un espacio habitual en la televisión colombiana (Rodríguez Norato, 2019).
La televisión en Colombia se inauguró en 1954 bajo el gobierno de Gustavo Rojas Pinilla, quien veía en este nuevo medio una herramienta poderosa para la educación y la propaganda. En este contexto, se establecieron grupos artísticos permanentes que formaron parte de la programación televisiva, y el teleteatro emergió como una de las principales apuestas culturales (Rodríguez Norato, 2019). Figuras como Bernardo Romero Lozano fueron clave en la creación de producciones que no solo entretenían, sino que también educaban a la población, adaptando obras de autores contemporáneos y vanguardistas (Rodríguez Norato, 2019).
El impacto del teleteatro en la televisión colombiana fue significativo. No solo consolidó un espacio para la difusión de la cultura y la educación, sino que también demostró la capacidad del medio televisivo para adaptarse y evolucionar. La popularidad del teleteatro y la gran cantidad de estrenos emitidos reflejan su importancia en la programación televisiva de la época. Al finalizar su ciclo en 1959, se habían emitido 129 representaciones, de las cuales 100 fueron estrenos, destacando el dinamismo y la creatividad del teleteatro colombiano (Rodríguez Norato, 2019).
El teleteatro en Colombia se consolidó como una forma de arte y entretenimiento que permitió la difusión de la cultura y la educación, abriendo espacios para la experimentación y el desarrollo técnico y artístico en la televisión nacional. Este género televisivo se erigió como un puente entre las aspiraciones estatales de difusión cultural y las oportunidades comerciales del sector privado, moldeando así el paisaje mediático del país durante sus primeros años de televisión.
Rodríguez, E. (2024). Transmisión de televisión en Colombia [Foto]. El Espectador. https://www.elespectador.com/entretenimiento/cine-y-tv/70-anos-de-la-television-en-colombia-un-pais-de-noticieros-y-telenovelas/
El Papel de la Mujer en el Periodismo Televisivo Colombiano
En Colombia, las mujeres han tenido históricamente un papel relegado, una realidad que se hizo aún más evidente con la llegada de la televisión en 1954. Desde sus inicios, el periodismo televisivo fue un campo dominado por hombres, donde las mujeres ocupaban roles secundarios o de apoyo. Las mujeres enfrentaban diversos desafíos, por ejemplo, ser vistas como adornos cuya única función era verse bien. Había pocas oportunidades para que las mujeres accedieran a posiciones relevantes dentro del periodismo y no se les asignaba temas considerados serios, ya que no tenían credibilidad en este medio. La primera representación femenina de alto reconocimiento en el periodismo televisivo fue Gloria Valencia de Castaño, conocida como “La primera dama de la televisión colombiana”, quien estuvo presente desde 1954.
Sin embargo, los estereotipos marcaban profundamente la carrera de las periodistas. Flora del Pilar Fernández Ortega, magister en comunicación, escribió en una de sus investigaciones: “Mientras el carácter de los hombres se exhibe según estereotipos agresivos pero racionales, estables y serios, las mujeres son atractivas, sociables, tiernas y pacíficas. En los programas infantiles estos estereotipos se polarizan aún más y con frecuencia la mujer demasiado activa acaba castigada.” (Fernández, 2011, p 72). A partir de la década de los 70’s la participación de las mujeres inicio a incrementar. Las presentadoras de noticias y reporteras aparecían con más frecuencia, pero a estas mujeres se les exigía un alto nivel de apariencia física y debían demostrar una competencia profesional superior a sus colegas masculinos. Las condiciones laborales eran injustas, persistían las disparidades salariales entre hombres y mujeres en los mismos roles.
Al comienzo del nuevo milenio, estas brechas comenzaron a disminuir. Las mujeres empezaron a ocupar roles más destacados, orientados a la edición, redacción y dirección. Aparecieron personajes emblemáticos del periodismo colombiano como Maria Teresa Herrán, Maria Luica Hernández y Maria Cristina Uribe quienes se destacaron por su profesionalismo y contribuciones a este ámbito. En la actualidad, las mujeres periodistas abarcan una amplia gama de temas desde política y economía hasta derechos humanos y cultura. A pesar de los grandes avances en garantía de condiciones laborales para las mujeres en el periodismo, siguen existiendo desafíos y peligros relacionados con la discriminación de género, el acoso laboral y la igualdad de oportunidades. En resumen, el papel de la mujer en el periodismo televisivo colombiano ha evolucionado considerablemente, pasando de roles marginales a posiciones de liderazgo, enfrentando y superando numerosos estereotipos y dificultades. Las mujeres periodistas han sido agentes de cambio promoviendo un periodismo más inclusivo y diverso.
Las Telenovelas en la trama diversa de la cultura colombiana, construcción de algunos estereotipos.
En los años cincuenta, comenzaron a transmitirse telenovelas en Hispanoamérica, convirtiéndose rápidamente en un elemento central del entretenimiento televisivo. Día tras día, familias colombianas de todas las clases y estratos sociales se reunían para seguir los romances, intrigas, conflictos y desilusiones de sus personajes favoritos. Estas historias, que generalmente tenían un final feliz donde los "buenos" triunfaban y los "malos" perdían, lograban enganchar a la audiencia y generar identificación y rechazo hacia los personajes. En Colombia, la telenovela llegó en los años sesenta, según la historia de la televisión elaborada por la Biblioteca Luis Ángel Arango. Los primeros melodramas eran adaptaciones de novelas clásicas de la literatura o libretos creados para radionovelas. Con el tiempo, las telenovelas comenzaron a basarse en la realidad del país, reflejando problemáticas y aspectos cotidianos que resonaban con la audiencia.
Durante los años setenta y ochenta, la producción de telenovelas colombianas se basó en obras de escritores nacionales como Gabriel García Márquez, con "La mala hora", y Jorge Isaacs, con "La María". Además, surgieron telenovelas con características cómicas e irónicas que destacaban aspectos básicos de las identidades regionales del país. Estas producciones contribuyeron a la generación de estereotipos sobre ciertas regiones en el imaginario colectivo colombiano. En los años noventa, los temas de las telenovelas colombianas evolucionaron para crear contenidos más realistas y cercanos a la vida cotidiana, sin perder el toque fantástico. No solo se exportan telenovelas ya creadas, sino que también se producen originales para canales internacionales y se adaptan series norteamericanas.
Los estereotipos en las telenovelas colombianas funcionan como justificadores ideológicos que legitiman las relaciones sociales y construyen la identidad del sujeto. Según Tajfel, “La simple categorización en grupos distintos acentuará las diferencias y los estereotipos entre los grupos”. Estos estereotipos reflejan diferencias ocupacionales, de vida urbana y rural, y modos de aculturación entre distintos grupos (Levine y Campbell, 1972). En el contexto de género, reflejan la distribución de roles entre hombres y mujeres en la sociedad (Eagly y Steffen, 1984). Las telenovelas colombianas, al centrarse en las regiones del interior y la costa atlántica, recrean una serie de estereotipos en la representación sociocultural de hombres y mujeres. Estas representaciones ficticias establecen en el imaginario colectivo imágenes difíciles de romper, convirtiéndose en una preocupación social debido al conocimiento erróneo sobre la cultura costeña y cachaca. (Zapata, 2024)
Las narrativas televisivas están cargadas de una visión fragmentada de la realidad, influenciada por las perspectivas de sus creadores. Franco Ferrarotti, citando a Marshall McLuhan, advierte: “La televisión nunca es neutra, porque sus fantasías y su sentimentalismo transforman la realidad, incluso cuando esta pretende ser un documento... La televisión es una fuerza oscura y mística que nos transporta a un viaje interior capaz de borrar por completo nuestra antigua identidad personal” (1992, p. 52). Como innovación, la telenovela buscó captar la atención del público no solo conmoviendo, sino también haciendo reír a los espectadores con personajes y situaciones que, en otros contextos, no parecerían
humorísticas. Utilizando elementos de la cultura popular como las rancheras y los corridos, las telenovelas lograron aceptación y alta sintonía desde sus inicios.
A lo largo de este proceso, las telenovelas han desempeñado un papel crucial en la formación de estereotipos regionales y de género, impactando significativamente en el imaginario colectivo. Aunque han servido como medio de entretenimiento y vehículo cultural, también han perpetuado visiones fragmentadas de la realidad, influenciadas por las perspectivas de sus creadores. (Zapata, 2024)
EL EMPLEO DE LA COMEDIA EN LA PROPAGANDA COLOMBIANA
El uso del humor en la publicidad colombiana ha sido una estrategia empleada a comienzos del siglo XX para captar la atención del público de manera dinámica (Chavarro et al. 2020). Por medio de anuncios televisivos, propaganda, teatro, plataformas digitales e incluso redes sociales el contenido humorístico y sus factores han sido empleados no solo para abordar distintas problemáticas sociales sino también para sobrellevar la dura realidad del país.
“Panem et circenses” (al pueblo, pan y circo) una frase atribuida al poeta satírico Decimo Juvenal, hacía referencia a la costumbre de los emperadores romanos de regalar trigo o entradas al aclamado circo romano legendario para disuadir la atención del pueblo de los conflictos y problemas sociales de la época (María, 2023) como en la actualidad la comedia y el futbol haciendo referencia al circo romano. El empleo del contenido humorístico en Colombia no solo ha mantenido al margen la opinión de la población, sino que además ha funcionado como una válvula de escape, pues por medio de este el pueblo colombiano ha logrado canalizar el dolor, la rabia y la impotencia causada por la violencia.
Ahora bien, actualmente la comedia en la propaganda colombiana juega un papel fundamental en la formación de la opinión pública por lo cual es importante que el contenido humorístico no solo cumpla con entretener sino también funcione como una crítica reflexiva sobre la realidad del país. Sin embargo, existen algunos riesgos en esta práctica, como lo es la banalización de las problemáticas sociales y la violencia, la insensibilidad y el irrespeto a las víctimas de aquellas problemáticas, la manipulación de la audiencia, la influencia en la percepción de la realidad social, la responsabilidad ética del comunicador, el beneficio o la necesidad de lucro en el gremio y finalmente, específicamente para la sociedad colombiana, la contribución a la polarización política en el país (Marín, 2008)
Comediantes como Jaime garzón y Antonio morales con Tola y Maruja en los años 70´s y 80´s o Alejandro Riaño con su famoso personaje Juanpis Gonzales en la actualidad han utilizado la sátira política, la imitación, los personajes, la generación de debates y la parodia para dirigirse al pueblo de manera proactiva y abordar problemáticas como la división de clases sociales, la corrupción, la violencia política, la polarización, la desigualdad, entre otros. No obstante, existen comediantes que no solo han perpetuado la frase “al pueblo, pan y circo” sino que, además, se han burlado de las víctimas de la violencia en Colombia, como Camilo Sánchez y han contribuido a la polarización política perpetuando la división de la opinión pública como Daniel Samper Ospina. Y aunque por medio de su contenido humorístico han dirigido la atención de la población a ciertas problemáticas existe una delicada cuerda entre el humor negro o la crítica social y el irrespeto, la banalización de las problemáticas, la insensibilidad y la manipulación de la audiencia.
Finalmente, es fundamental comprender que, aunque el humor empleado en la propaganda Colombia ha disuado la atención del pueblo sobre las problemáticas sociales, en la actualidad es una herramienta que no solo ha expuesto la realidad colombiana, sino que ha logrado la unión por medio de experiencias compartidas de una sociedad históricamente dividida.
Propagandas Machistas en la televisión colombiana.
Los estereotipos son creencias o asociaciones generalizadas sobre los atributos, características y comportamientos de los miembros de ciertos grupos sociales. Estas creencias pueden ser positivas o negativas, pero suelen simplificar y homogenizar la diversidad existente dentro de un grupo. "Los estereotipos son construcciones mentales que reflejan nuestras percepciones simplificadas y exageradas de la realidad social, asociando atributos específicos a todos los miembros de un grupo particular" (Schneider, 2005, p. 31).
Siguiendo esto la comunicación es el proceso de compartir información, pensamientos y sentimientos entre personas a través del habla, la escritura o el lenguaje corporal" (Wood, 2015, p. 15). La comunicación es el proceso mediante el cual se transmiten ideas, información, sentimientos y pensamientos entre individuos a través de un sistema común de símbolos, signos y comportamientos. La comunicación puede ser verbal o no verbal y es esencial para la interacción humana y la construcción de significados compartidos. La historia de la publicidad en Colombia se remonta a principios del siglo XX, coincidiendo con la llegada de medios de comunicación masivos como la radio y, más tarde, la televisión. Inicialmente, las propagandas se centraban en promover productos y servicios básicos, utilizando mensajes simples y directos. Sin embargo, con el tiempo, las estrategias publicitarias evolucionaron, incorporando elementos culturales y sociales para atraer a un público más amplio y diverso.
En las décadas de 1960 y 1970, la publicidad comenzó a adoptar enfoques más sofisticados, influenciados por tendencias internacionales. Fue en este contexto que los estereotipos de género empezaron a ser comúnmente utilizados en la publicidad. Muchas campañas mostraban a las mujeres en roles tradicionales de amas de casa, encargadas del cuidado del hogar y la familia, mientras que los hombres eran retratados como proveedores y figuras de autoridad. Este enfoque no solo reflejaba, sino que también reforzaba, las normas sociales de la época. Durante años, las campañas publicitarias de Cerveza Águila han utilizado a las "Águila Girls", mujeres jóvenes en trajes de baño o ropa provocativa, para promover la marca. Estos anuncios a menudo mostraban a las mujeres como meros objetos de deseo para atraer a los consumidores masculinos, perpetuando la idea de que el valor de una mujer está en su apariencia física.
Con el paso de los años, estas representaciones se convirtieron en un elemento central de muchas campañas publicitarias, perpetuando imágenes machistas que limitaban los roles de género. Anuncios de productos domésticos, por ejemplo, solían mostrar a mujeres usando detergentes o limpiadores, mientras que productos considerados más "masculinos" se dirigían exclusivamente a los hombres. Este uso de estereotipos no solo era evidente en la promoción de productos domésticos, sino también en sectores como el automovilístico y el de la moda, donde las mujeres eran frecuentemente presentadas como objetos sexuales o en roles subordinados. A pesar de los avances hacia una mayor igualdad de género en muchos aspectos de la sociedad colombiana, la publicidad ha sido lenta en reflejar estos cambios. Aún en la actualidad, algunos anuncios continúan utilizando imágenes y mensajes que perpetúan el machismo y los roles de género tradicionales.
Sin embargo, hay un creciente reconocimiento de la necesidad de cambiar estas prácticas, y algunas campañas recientes han comenzado a adoptar enfoques más inclusivos y equitativos. Las propagandas machistas en Colombia han tenido una influencia significativa en la perpetuación de estereotipos de género a lo largo de la historia. Desde sus inicios, la publicidad en el país ha utilizado y reforzado imágenes de las mujeres en roles tradicionales, principalmente como amas de casa y objetos sexuales. Esta tendencia no solo refleja las normas culturales, sino que también las refuerza, contribuyendo a una visión limitada de los roles de género en la sociedad, un ejemplo es cuando Nivea lanzó una campaña publicitaria en la que promovía cremas antiarrugas y productos para mantener la piel joven, enfocándose exclusivamente en mujeres. Los anuncios mostraban a mujeres preocupadas por los signos del envejecimiento y buscando desesperadamente soluciones para "mantenerse jóvenes", este tipo de publicidad perpetúa la idea de que el valor de una mujer está en su apariencia física, específicamente en mantener una apariencia joven y libre de arrugas. Refuerza la presión social sobre las mujeres para que inviertan en productos de belleza para cumplir con estándares de belleza poco realistas y superficialmente definidos.
La socióloga Isabel Cristina Jaramillo destaca que "la publicidad no solo refleja la realidad social, sino que también la moldea, consolidando visiones limitadas de los roles de género" (Jaramillo, 2019). Este fenómeno es evidente en los comerciales de productos domésticos, que durante décadas han dirigido sus mensajes exclusivamente a las mujeres, reforzando la idea de que las tareas del hogar son su responsabilidad principal. Jaramillo argumenta que, al mostrar repetidamente a las mujeres en estos roles, la publicidad contribuye a la perpetuación de estas expectativas sociales. En la televisión colombiana, los programas y telenovelas han seguido patrones similares. Un ejemplo notable es la telenovela "Yo soy Betty, la fea", que aunque revolucionó ciertos aspectos de la representación femenina, también perpetuó algunos estereotipos. La protagonista, Betty, es inicialmente vista como poco atractiva y competente solo en su trabajo, pero incapaz de atraer a un hombre debido a su apariencia, reforzando la idea de que el valor de la mujer está ligado a su atractivo físico A pesar de algunos avances en la representación equitativa de género en los medios, aún persisten prácticas publicitarias machistas.
Un estudio reciente del Observatorio de la Democracia de la Universidad de los Andes revela que "muchos colombianos aún sostienen creencias machistas, influenciadas por la religión y la ideología política" (Semana, 2018). Este informe destaca la necesidad urgente de cambiar la manera en que la publicidad aborda los roles de género, promoviendo una representación más inclusiva y equitativa. El estudio indica que las creencias machistas están más arraigadas en grupos con mayor religiosidad y en aquellos que se identifican políticamente con la derecha, lo que sugiere que las campañas publicitarias necesitan ser conscientes de estos contextos para ser más efectivas en la promoción de la igualdad de género. En conclusión, las propagandas machistas en Colombia han jugado un papel crucial en la perpetuación de estereotipos de género, influyendo profundamente en las percepciones y comportamientos sociales. Para avanzar hacia una sociedad más igualitaria, es esencial que la publicidad se transforme, reflejando y promoviendo la diversidad y la equidad de género. Esto no solo requiere un cambio en las imágenes y mensajes que se utilizan, sino también una reeducación de la audiencia para desafiar y superar los estereotipos profundamente arraigados.
Conclusiones
La televisión colombiana, un "lienzo de luz" que ha brillado durante setenta años, ha sido fundamental en la configuración y reflejo de la identidad cultural del país. Desde sus inicios en los años 50 con el teleteatro, ha democratizado el acceso a la cultura y ha servido como un espejo de la evolución social, política y económica de Colombia.
En cada década, la televisión ha enfrentado y superado desafíos, adaptándose a nuevas tecnologías y formatos. La inclusión de telenovelas, la evolución del papel de la mujer en el periodismo televisivo, y el uso de la comedia en la propaganda son ejemplos de cómo ha sabido reinventarse manteniendo su esencia educativa y cultural.
La Fundación DiversidadEs juega un papel crucial en la promoción de una programación inclusiva y diversa, asegurando que las narrativas representen a todas las comunidades del país. Su trabajo refuerza la importancia de continuar desarrollando contenido que no solo entretenga, sino que también eduque y fomente el respeto y la comprensión mutua.
A medida que avanzamos hacia un futuro digital, es esencial que la televisión colombiana mantenga su capacidad de adaptación, integrando plataformas interactivas y digitales. Al hacerlo, continuará siendo una herramienta poderosa para contar las historias de Colombia, resaltando su rica diversidad cultural y promoviendo valores de inclusión y equidad, tal como lo impulsa la Fundación DiversidadEs.
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