La historia de la mujer ha sido una lucha constante por la reivindicación de sus derechos, la feminidad, el respeto, la igualdad y la equidad de género. Desde tiempos inmemoriales, las mujeres han sido relegadas a un segundo plano en la sociedad y han sido objeto de discriminación y violencia. Sin embargo, a pesar de todas las adversidades, las mujeres han luchado incansablemente por su libertad y su derecho a la igualdad.
La lucha por los derechos de la mujer comenzó a finales del siglo XVIII, cuando mujeres como Mary Wollstonecraft comenzaron a abogar por la igualdad de derechos para las mujeres. En su libro "Vindicación de los derechos de la mujer", Wollstonecraft argumentaba que las mujeres no eran inferiores a los hombres y que merecían los mismos derechos y oportunidades que ellos. A partir de ese momento, la lucha por la igualdad de género fue cobrando fuerza.
En el siglo XIX, las mujeres comenzaron a luchar por el derecho al voto. En Inglaterra, la activista Emmeline Pankhurst y su grupo, las sufragistas, lucharon incansablemente por el derecho al voto de las mujeres. En 1920, después de años de lucha, las mujeres en los Estados Unidos finalmente lograron el derecho al voto gracias a la Enmienda 19 de la Constitución.
A lo largo del siglo XX, la lucha por los derechos de las mujeres continuó. En los años 60 y 70, el movimiento feminista cobró fuerza en todo el mundo. Las mujeres comenzaron a demandar el derecho a la igualdad de oportunidades en el trabajo, la educación y la política. También comenzaron a luchar contra la violencia de género y la discriminación.
En la actualidad, la lucha por la igualdad de género y los derechos de la mujer continúa. A pesar de los avances conseguidos, las mujeres todavía enfrentan discriminación y violencia en muchos ámbitos de la vida. Es por eso que es fundamental seguir luchando por la igualdad y la equidad de género, respetando la diversidad y las diferencias entre las personas.
Es importante destacar que la lucha por la igualdad de género no es solo una lucha de las mujeres. También es una lucha de los hombres y de la sociedad en su conjunto. La igualdad de género no solo beneficia a las mujeres, sino que beneficia a toda la sociedad. Cuando las mujeres tienen las mismas oportunidades y derechos que los hombres, toda la sociedad se beneficia.
A lo largo de la historia, la mujer ha tenido una historia de lucha y perseverancia. Las mujeres han luchado incansablemente por sus derechos y su libertad, y han conseguido importantes avances en la lucha por la igualdad de género. Sin embargo, todavía queda mucho por hacer. Es fundamental seguir luchando por la igualdad y la equidad de género, respetando la diversidad y las diferencias entre las personas. Solo así conseguiremos una sociedad más justa y equitativa para todas las personas.
Para el caso de Colombia las cifras aún presentan inequidad, pero es un esfuerzo de todos como sociedad, que queramos y continuemos trabajando por el respeto al otro, por la reivindicación de los otros, tantas mujeres sufren hoy de abusos, en sus lugares de trabajo, que no sólo es una responsabilidad de ellas, sino de sus equipos de trabajo y colaboradores cercanos que se concienticen de amar y respetar a sus colegas, así podemos con mucha consideración por el otro, cambiar nuestra sociedad y mejorar la calidad de vida de todos, bajo el principio del respeto y cuidado por el otro, generaremos un mundo mucho mejor entre nosotros.
Feliz Dia Internacional de la Mujer a tantas colombianas, madres y amigas internacionales que conozco, más allá de una publicidad o de una reivindicación de un día, que no es una celebración, por su connotación de reivindicación de un hecho trágico en la historia, sino que es una conmemoración de esos actos atroces en contra de la mujer. Por eso hoy quiero rendir un homenaje a todas las mujeres que han hecho de este país, una sociedad mejor, a pesar del maltrato y del irrespeto contra ellas, estas mujeres han hecho contrariamente una tierra de prosperidad, sin necesidad de protestas, marchas, panfletos, quemas y daños a los bienes públicos y privados; sino que, con su ejemplo, su voz, sus acciones han contribuido a reivindicar el papel de la mujer en muchos escenarios en sus distintos roles, y actividades, a todas ellas mil gracias y feliz día. Sin embargo, hoy quiero en este día de conmemoración de los hechos nefastos en contra de la mujer, honrar a una de ellas, pues gracias a ella yo tengo mi familia y es mi abuelita.
Hoy en este día quiero agradecer a mi abuelita los valores y enseñanzas que me impartía a través de haber compartido con ella en múltiples ocasiones en mi niñez y juventud. Quiero compartir con ustedes, sólo dos anécdotas, de las incontables que tuve, con el fin de no extenderme, en este escrito.
Una acción vale más que mil palabras
Mi abuelita me enseñó el valor de la acción más allá del reproche o de la cantaleta, me enseñó que la dignidad de la persona está en las buenas obras, en el servicio a los demás, el darse por el otro. En todo momento que pude ir a visitarla en sus casas, nunca me faltó el desayuno, el almuerzo o la comida. Esas sopas ¡uy que delicia¡ Que gratos recuerdos tengo alrededor de la mesa compartiendo todos en familia. Pues siempre veía a mi abuelita, cocinando para todos, atenta a las necesidades de todos, dispuesta a ayudar a colaborar, sin pronunciar una palabra de queja o de juicio, antes bien, la escuchaba cantando “Muchacha de Risa Loca” de Lucho Ramírez o Amo la vida del mismo autor, en la que yo escuchaba a mi abuelita, mientras que nos servía a todos, que las penas son pasajeras y que ante todo hay que tener fe, que Dios está con nosotros, por eso hay que amar la vida, pues tenemos el amor del todo poderoso, como las letras de esa canción.
Por eso cuando conocí a quien fue su pastor en Casa Roca, le dije: Señor Silva, quiero honrar a mi abuelita con un regalo, ¿qué me aconseja? y el me respondió: ¡regálele esta biblia “Dios habla hoy”, un devocional diario para que ella nunca pierda esa esencia del Gozo y de la presencia de Dios en su alma, en su espíritu y en su corazón¡
Mi abuelita siempre estuvo allí para cada uno de nosotros, un día llegué del colegio y tenía el pantalón roto por haber estado Jugando Futbol, y ella me dijo venga yo le arreglo ese pantalón; me lo coció me lo remendó y quedó como nuevo, por eso yo le pedí el favor de que me ayudara con el Vestido de Novia para mi matrimonio, y mi abuelita, sin chistar una sola palabra nos confeccionó el vestido de quien hoy me acompaña desde hace 25 años, gracias al amor de mi abuelita y su entrega al bendecirnos con la hechura del vestido de Novia.
Pero así mismo, cuando le fuimos a presentar a nuestra primogénita, ella nos enseñó a bañarla, a calentar el agua y preparar todos los teteros para nuestra Hija Mariana. Su entrega es tal, que nos cosió el Primer disfraz de Marianita, era como una felina que junto a Taito mi tía, le pintaron la cara con bigotes para que se viera muy tierna. De la misma manera, un día de cumpleaños junto con mi Mamá, llegaron a nuestra casa para celebrar los primeros años de Lucas, y llegaron con un ponqué hecho por ellas de rayadura de naranja. Por eso hoy, quiero honrar a todas las mujeres de esta familia y pedirle a Dios que las bendiga, que las proteja y que las llene de salud, así como hemos visto a mi abuelita, una Señora muy elegante, muy entregada y sobre todo llena de gracia y gran amor para todos.
Muchacho de risa loca. La elegancia ante todo mijo
Ayer fui a un Starbucks en Usaquén y el muchacho de la caja, me escribió Robert estás muy elegante con mucho estilo. Pues eso se lo debo a mi abuelita, porque siempre la vi muy bien vestida, muy bien arreglada, lista para toda ocasión. Cualquier cosa puede esperar antes de que mi abuelita saliera sin haberse hecho los rulos y puesto la pañoleta en la cabeza dos horas antes de cualquier cita o cualquier reunión para estar punto en blanco y a tiempo. Siempre la vi con sus zapatos bien arreglados, con sus pañolones o pañoletas, bien puestas, arreglada y perfumada. En una ocasión le pregunté, ¿abuelita y después de hacer todo ese oficio, después de servirle el desayuno, el almuerzo a todo ese batallón, usted tiene tiempo de arreglarse para salir? y mi abuelita me respondió, Rubito mijo la elegancia, ante todo. Por eso hoy en este día quiero honrarla como una Dama muy elegante, muy bien presentada, una señora que me inculcó el valor de vestirse bien, de oler bien, de estar muy bien presentado, además le quiero entregar este regalo para una abuela que vale más que oro en polvo, un prendedor para sus pañoletas elegantes, para que esa imagen siempre la pueda tener como un recuerdo, que debo tener siempre presente, para inculcarlo tanto a mis hijos como a mis estudiantes. La elegancia, ante todo.
Gracias Abuelita por haberme enseñado a escoger muy bien mi carrera, pues siempre me encantó escuchar hablar de sus vivencias sobre la muerte de Gaitán a sus 16 años de vida de mi abuelita y los ríos de sangre que corrían por las Calles de Bogotá, que le tocó presenciar y los testimonios que me contaba de esas anécdotas, fueron las semillas que sembró en mí, para tenerle gusto a la Historia.
Hoy quiero honrarla y darle gracias a Dios por su vida, por sus enseñanzas y por su gran amor para cada uno de nosotros, sus hijos, sus nietos y tataranietos. Gracias porque nos enseñó el valor de la familia unida, del perdón, de la misericordia y de la justicia, pues nunca escuché de su boca una mala palabra, ni una queja, ni un reproche para nadie, mil gracias por esas enseñanzas.
Gracias a todas las mujeres que han estado a mi alrededor, pues me han enseñado el valor del respeto, la amabilidad, el buen trato, la gratitud hacia las mujeres y sobre todo la tenacidad para hacer las cosas, pues gracias a cada una de las mujeres en Colombia, nosotros tenemos hoy por hoy una sociedad mejor, que respeta la diferencia en todos los sentidos.
En esta Fundación DiversidadEs, tenemos varias voluntarias apoyando cada uno de los procesos. Una de ellas Julie Lizcano, me facilitó este poema para que se lo dedicáramos no sólo a mi abuelita, sino a las mujeres de mi familia, de Colombia y del mundo. Feliz Dia
Tú mujer de piel tersa, pero también
escamosa, que con suavidad envuelves
en tu pecho los brazos que alivian el caminar,
que, aunque escarpado por la vida, refugias
con tu amor de mujer la delicadeza
vislumbrante de la vida y proteges del viento
el dolor y el llanto de una existencia
sin salida.
Tus labios son finos pincelazos rojo carmín,
que expresan un sin fin de emociones,
y un sin fin de desamores. El rojo carmín
que la acompaña es la viva esencia de vida
hecha carne, hecha ella.
Tú corazón está acompañado de candor y
emoción, candor por el calor y por la
comprensión que abarca su alma,
emoción por el valor de ser una en
un millón y también un millón en una.
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