Estimado Gobierno de Israel, Me dirijo a ustedes desde Colombia, como ciudadana del mundo preocupada y en nombre de todos aquellos que valoran la justicia y la paz. Mi nombre es Hannah Tavera, y es con un profundo sentido de urgencia y humanidad que escribo esta carta. En los últimos tiempos, hemos sido testigos de un aumento alarmante en los crímenes de odio dentro de su país. Estos actos de violencia y discriminación no solo son moralmente inaceptables, sino que también debilitan los principios fundamentales sobre los cuales se construye una sociedad justa y equitativa: igualdad, respeto y dignidad para todos. Como creyente en los valores universales y en la guía divina, recuerdo que Israel, la Tierra Prometida, es un símbolo de esperanza, fe y cumplimiento de las promesas de Dios. Es un lugar sagrado que debe reflejar los principios de justicia, compasión y amor por el prójimo. Los crímenes de odio son una afrenta a estos valores y deshonran el legado espiritual que esta tierra representa para millones de personas en todo el mundo.
Estos crímenes no solo afectan a las víctimas directas, sino que también siembran divisiones profundas en la sociedad, perpetuando un ciclo de miedo y odio. Como miembros de una comunidad global, todos tenemos la responsabilidad de rechazar categóricamente cualquier forma de odio y violencia basada en la raza, religión, orientación sexual, género o cualquier otra característica. Por lo tanto, hago un llamado a ustedes, como líderes de su país, para que tomen medidas concretas y decisivas para combatir y erradicar los crímenes de odio. Esto incluye: 1. Implementar leyes más estrictas que castiguen los crímenes de odio de manera adecuada y que envíen un mensaje claro de que tales acciones no serán toleradas en su sociedad. 2. Fortalecer los programas educativos que promuevan la tolerancia, el respeto y la diversidad desde una edad temprana, asegurando que las futuras generaciones comprendan la importancia de la convivencia pacífica.
3. Apoyar a las víctimas de crímenes de odio, proporcionando los recursos necesarios para su recuperación física, emocional y psicológica, y asegurando que reciban justicia. 4. Fomentar el diálogo y la colaboración entre diferentes comunidades, para construir puentes de entendimiento y unidad en lugar de muros de división. El silencio y la inacción solo sirven para permitir que el odio se enraíce más profundamente. Es imperativo que actuemos ahora, con determinación y coraje, para asegurar que Israel sea un lugar seguro y acogedor para todos sus ciudadanos, cumpliendo así con los mandamientos divinos de amor y justicia. Agradezco su atención a este asunto crucial y espero ver un compromiso renovado y acciones concretas en la lucha contra los crímenes de odio. Que la paz y la justicia prevalezcan en la Tierra Prometida. Atentamente
Hannah Tavera
Desde Colombia
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